sábado, 9 de mayo de 2020

Pescado y arroz de frijolito: comida santa

Por Paula Salcedo

Esta es una típica  comida de la semana santa en muchos de los hogares costeños, sin embargo hoy muchas personas desconocen la razón por la cual se prepara esto en estas fechas.



6 AM la matriarca de la familia Alzamora se despierta, Yudys Alzamora, la dueña de unos ojos soñadores y una sonrisa angelical, se dispone a comenzar con la tradición más antigua de su familia en semana santa: las exquisitas comidas, saca el pescado de la nevera y lo pone a descongelar, mientras empieza a preparar el resto de lo que se hará de comida el día de hoy; su segunda hija comienza a lavar y picar las verduras que llevara el salpicón de pescado, mientas Yudys termina de preparar el café para el desayuno, aplasta las arepas de maíz y las pone a fritar en aceite caliente; mirándome a la cara, sonríe y me comenta: “ Mi mamá cocinaba tan delicioso quehasta un agua con ajo y cebolla le quedaba espectacular”, sala y trocea elpescado, lo frita en un sartén, “ El pescado se frita un poco para sellarlo,pero no tanto, porque no suelta el jugo en la sopa”.

8 AM, ya huele a pescado en toda la casa, Yudys pone a cocinar en una olla a presión los frijoles, una hora después cuando ya están los pone con el agua en un caldero y le agrega el arroz, “yo le agrego el arroz en la misma agua en la que se cocinaron los frijoles, para que le quede el sabor más presente”.



10 AM listo el desayuno los integrantes se deciden a comer, entre risas y <mamaderas de gallo> pasan el rato; al medio día cuando ya está listo el almuerzo y Yudys y su hija se disponen a servir la comida, “¡EMMANUEL!, ¡VEN A COMER!” grita con euforia mientras un pequeño de tres años corre a recibir su plato; una vez todos están servidos, ella se sienta en el comedor y con mucha pena acepto el plato de comida que me brinda, desde el más pequeño al más grande disfrutan de su plato de arroz de frijolitos con salpicón de pescado y agua de panela.

“En los días santos no se come carne porque representa un asunto espiritual, en los tiempos de antes se consideraba pecado pues se decía que este era el cuerpo de cristo, por esta razón en semana santa se prepara mucho el pescado, para guardarse de los deleites carnales del mundo, es algo más simbólico que otra cosa”, expresa Yudys con cierto aire nostálgico,” antes se respetaba más estas tradiciones, ahora todo es fiesta y <guachafita>”.

A eso de la una de la tarde, luego de comer nos sentamos en unas sillas en la terraza a ´tomar fresco´, me brindan un vaso de jugo de mango y cuando termino y expreso que había llegado la hora de marcharme me ofrecen un poco de dulce de mago, acepto gustoso y me acompaña a coger el vehículo en el que marchar.

A las dos de la tarde ya en mi casa, comienzo a reflexionar sobre el verdadero significado de la semana santa: la unión familiar.

jueves, 30 de mayo de 2019

Calamar, Pueblo de relatos

Por: Elianis Peréz


Una crónica desde el municipio de calamar, localizado al noreste del departamento de Bolívar, en la región del Canal del Dique.





La tierra es fina. En ella quedan registradas las huellas de los caminantes, de los taburetes, de los caballos, de los cerdos, de las gallinas y del viento. Calamar, no está adoquinada. La tierra es un patrimonio inconmensurable. Cuando se camina, los pies quedan empolvados, por eso es una costumbre sacudirse a la hora de acostarse a dormir.

Los meses más bonitos son julio (cuando se celebran las fiestas patronales) Diciembre y febrero (tiempo de vacaciones, Navidad y carnavales). Los que se han ido a las ciudades regresan para compartir estas fechas en familia. Si hay bastante personal, nadie duerme en la calle. Cuando una casa se cierra, se convierte en un solo cuarto.

Aquellos que vienen de la ciudad son perfectamente observados por la comunidad. No se escapa ningún detalle, sobre todo si se trata del aspecto físico, no falta esa persona que dice sin inhibiciones:


Claro, en algunas ocasiones las críticas no son tan favorables; Calamarense que se respete dice las cosas sin maquillarlas:

- Oye, te veo escuálido y ‘quemao’. Te hace falta comer buena yuca con arenca.

Todo aquel que desee engordar debe comer la arenca, pescado típico y apetecido por la mayoría de los habitantes, y que es transportado a los mercados de Calamar Bolívar. Sus mejores acompañantes son la yuca, el arroz, el guineo verde cocido, el bollo de yuca y el bollo limpio. El rio magdalena es la cuna de las arencas; es un escenario encantador: todo aquel que visita Calamar, no se va sin haberse dado un chapuzón.

Calamar es ardiente, y en las casas no pueden faltar cartoncitos para aliviar el fogaje. Tampoco puede faltar leña, pues las mejores comidas se hacen en el fogón. Los platos no tienen comparación: ningún restaurante citadino supera las delicias que llevan impregnadas ese humito sagrado de la hornilla.
Tanto en la cocina como en el baile hay sabrosura. El baile tiene un sabor agridulce. Las noches de los ochenta y noventa eran de pura rumba. En esas épocas (aparte del vallenato) tenían por delante la canción “Sopas de caracol”, de la agrupación musical hondureña Banda Blanca, y la terapia africana, ‘El Giovanni’. Los adultos y la ‘pelaera’ se juntaban y armaban sus coreografías y se reían de los pases que se inventaban.

Un vallenato de los clásicos y un trago de caña le levantan el ánimo a los desenamorados y desesperanzados. Nadie se queja cuando se coge un día exclusivamente para parrandear. Tampoco sorprende que haya cantinas con nombres como “La isla”, “Privilegio” y “La niche”. Estas denominaciones son parte de su cotidianidad y cultura.


Algunos muchachos y muchachas aprovechan las fiestas de julio y diciembre para casarse, o bueno, como dicen los Calamarense: “salirse”. Las muchachas se van al baile en conjunto, y todos los que las ven pasar, las cuentan. Cuando se regresan, las vuelven a contar. Y este es el diálogo habitual que surge cuando el grupo que se fue a bailar no regresa completo:

- Las cuentas están malas.

- Una se salió por ahí con alguno. Pudo haber sido con un Suanero o con un Barranquillero.


No existen tapujos para decir lo que se piensa del otro, sobre todo si se trata de mencionar los defectos. Esto se hace cara a cara, bien sea en medio de una discusión o de una mamadera de gallo:

- Te pareces a una chiva ‘entaconá’

- Qué vas a ‘hablá’, si te pareces un nacido de bajo de la lengua


- Y tú, nariz de toporotoporo

En Calmar se disfruta de la vida, se juega con las figuras literarias, siempre hay historias pendientes por contar y el pasado se deja esculcar para seguir dándole camino a los recuerdos. Y aunque es una población pequeña, la hermandad es monumental; así como su suelo, tierra, cielo y rio.

Finalmente, quiero hacer una aclaración: cuando escuchen a alguien decir: ¡Calamar es bonito y sabroso!, no vayan a creer que es un pez. No, señoras y señores, Calamar Municipio  que está hechos de estos pequeños relatos, donde ríen y lloran sin olvidar que Calamar Bolívar, es un municipio pequeño, pero que no es un infierno grande.

crónica de semana santa


Los niños <cruzados> de Sitio Nuevo Magdalena: una tradición latente encerrada en un mito

Por Paula salcedo


Año tras año los niños no bautizados del pueblo de sitio nuevo magdalena, son rezados y bañados en “aguas de limpieza” para evitar que las brujas se ‘los lleven’, esta es una tradición nacida de un mito en los tiempos de los tatarabuelos.


6:30 am la familia despierta justo antes de salir el sol, justo al cantar del gallo, se siente el fresco de la mañana y el olor a madera quemada producto de la fogata de la noche  anterior, la matriarca de la familia, la señora Rosalba Meriño, se levanta dando gracias a Dios, luego de lavarse el rostro lleno de arrugas, con una sonrisa brillante a la que le faltan unos dientes, pone la olla del café en el fogón de leña, “ ‘juanca’ ve con los pelaos y revisen la ‘atarraya’ ”, comienza a dar órdenes a todos los integrantes de la familia que ya están despiertos.

Mientras enciende otra hornilla de leña me dice: “A los pelaos en el monte hay que cruzarlos cuando no están bautizados, los espantos y las brujas que andan de noche reconocen cuando un niño no lo está”; comienza a moler el maíz y a calentar el agua para los bollo de mazorca, en ese instante llegan los jóvenes pescadores con el botín, “joven, venga, escoja el que más le guste”, dichosa escojo el que más bonito se ve a mi parecer, comienzan a escamar los peces y una escama del pescado le cae en el ojo ella mirándome me pide que se la retire y continua con la historia, “cómo le decía, aquí todos hemos sido cruzados, yo hasta me asegure con un punto de cruce en la espalda”, en ese instante se sube la camiseta y me muestra una marca parecida a un tatuaje en la parte de la escapula, ”espero que todos mis nietos sigan con la tradición, y no lo dejen perder”.



Al medio día, el sol inclemente comienza a hacer estragos en el cuerpo, aquí solo se escucha el canto de los pájaros y el rebuznar de los burros, reunidos en el rancho escucho como los jóvenes hacen alardes de sucesos paranormales que han vivido en sus faenas matutinas, “mi abuela me dijo no te vayas pal´ monte hoy, ve que es viernes santo, yo todo macho man, ensille el caballo y arranque a eso de las siete, en el camino el animal se había puesto brioso y no quería avanzar, yo todo terco comencé a pegarle para que caminara y el pobre animal asuta´o me tiro al suelo, cuando levante la mirada, había una <vaina> en un <palo> de trupillo, parecía un pájaro pero tenía el tamaño de un niño de tres años, en esos momentos me asuste, recordé un rezo que me dio mi abuela y la <joda> esa se fue”; los vellos del cuerpo se me erizaron.

Según explica la señora Rosalba, para cruzar a un niño se necesitan varias cosas, “ eso depende de qué clase de cruce se haga, si es para un niño de más de un año que no está bautizado se necesita un limón, al santero y una virgen, se corta el limón en cruz y mientras el santero da un rezo quemando una mata de <matarraton> la virgen camina en cruz sobre el niño exprimiendo el limón en las puntas”; “si es para un bebé, se le reza una <manillita> de nailon rojo y se le cruza una tijera bajo el colchón donde duerme, esto aleja a los espíritus de los bebés, es cómo un repelente”.



Tanto las nuevas como las antiguas generaciones han pasado por este ritual de “cruzarse”, muchos de ellos no creen en estas cosas, pero aun así lo hacen en respeto a las   tradiciones familiares.

Carlos Pacheco “El Chema”, es el santero del pueblo, tiene 65 años, de los cuales lleva más de 50 rezando y cruzando a los niños del pueblo y sus alrededores, es conocido por todos, con su cabellera canosa y sus dientes  chuecos  y amarillos, carga en el cuello infinitud de collares con cuencas de todos los colores, el solo verlo genera curiosidad, su manera de hablar es calmada  y pausada, sin rechistar responde mis preguntas. Me concede una entrevista a eso de las 3 de la tarde, bajo un árbol sentado en una butaca.

Él me explica que esto es más  que una simple tradición, es parte de su vida y la de los habitantes de Sitio Nuevo, “esto  es parte de la historia de todos los que vivimos y crecimos aquí, mi papá me lo enseño y a él su papá, es mi forma de ganarme la vida”.

jueves, 9 de mayo de 2019

Poesía

Oscuridad y sombras... Es en lo que se ha convertido mi existencia, una ráfaga de tristeza odio y desespero...
Tu partida alentó a los demonios  a que  se apoderarán de mí,  viven en mi interior devorando mis recuerdos felices, mis ganas de seguir... Devorando lo bueno de todo... Le quitan la alegría a vivir y la gracia al mundo...
Sería más fácil odiarte, pero no, no puedo... Te amo con cada parte de mí ser, aún cuándo tú eres de todo esto lo que más daño me hace.
-Always.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Poesía callejera

"Él era un planeta tan frió e inhóspito como marte, ella a sus ojos era como una galaxia llena de vida y hermosos colores"... "él pensó que alejándose ella lo olvidaría y seria feliz, ella jamás amo a nadie como a él"... " aun hoy espera por su llegada".
-always.

Crónica

Barranquilla, atlántico.

El manjar de los dioses: la butifarra soledeña

La comida del Caribe tiene un no sé qué y un no sé dónde que encanta.

Por Paula Salcedo.


“La butifarra es un pilar importante en la gastronomía del municipio,es una bainaperfecta, un manjar de los dioses, el hombre no puo hacer semejante sabrosura solo”. Alberto Guzmán flores residente de soledad y comensal apasionado.
Foto: cortesía es.wikivoyage.org

Merecumbé y butifarra son, quizá, dos de los términos más atinados para referirse a Soledad, considerada la tercera población de la Región Caribe en cuanto a su número de habitantes. La tierra del maestro ‘Pacho’ Galán, creador del estilo musical que fusiona cumbia y merengue, concentra en uno de sus barrios bullosos y conocidos a una familia que se dedica a elaborar el embutido. José María Cera Gutiérrez “Juancho”-Apodo que le dieron sus amigos desde pequeño - un butifarrero de sesenta y cinco años que por tradición lleva más de treinta años llenando de sabor y gusto el paladar de propios y turistas.

Son las 4:35 am, José María se dispone a empezar con su ardua labor, se prepara para ir al mercado y buscar la carne; él prefiere hacerla con la careta de la vaca, según el mantiene un mejor sabor; al llegar a casa toma un receso y comienza a moler la carne y sazonarla con sal, pimienta picante y verduras, le agrega carve para que no se sienta grasosa al morder, mientras su esposa, y sus nietos le ayudan con sus respectivas tareas.
“Estaba «pelaito» cuando veía a mi abuelo hacer las butifarras junto a mi abuela, a mí no me gustaba mucho estar encerrado frente al fogón. 

Yo quería era salir a jugar a la calle con los otros «pelaitos», mi papa me decía que le «parara bolas» a las butifarras o quedarían mal cocidas y me iba a «cascar»”. “le cogí amor al oficio y ahora junto a mi esposa le enseñamos a nuestros hijos la tradición”. Comenta José María.

“Recuerdo cuando fui invitado a Radio el sol y me hicieron una entrevista; me pidieron butifarras y yo se las lleve; Salí en el periódico de la Libertad o el Heraldo no recuerdo bien cual fue, sacaron fotos de la casa”. “Le doy gracias a Dios porque mi negocio ha prosperado, con esto he sacado a mi familia adelante”. Comenta José María
Con su frente perlada del sudor y sus ojos inyectados de sangre por el esfuerzo comienza a embutir la carne en la tripa del cerdo mientras sonríe mirándome a los ojos. “Sé lo que piensa, ¿Qué tiene de especial esta simple bolita de carne?, le diré, lo que la hace especial: cuidado, amor”.

Mediante el decreto número 0597 del 8 de julio de 2013, emanado de la Gobernación del Atlántico y con el aval del Ministerio de Cultura, la butifarra fue declarada Patrimonio Cultural e Inmaterial del departamento, como una manifestación tradicional “valiosa por su invaluable e incalculable representación en el componente cultural que identifica al colectivo”.

La mayoría de habitantes del Municipio asegura que la butifarra más que un plato representativo se constituye, incluso, en una de las principales actividades comerciales de la población. La calle 17 entre carreras 19 y 21 así lo demuestra. El tramo se ha convertido en la ‘Calle de la butifarra’.

Reportaje

Turismo sexual: la otra cara de la heroica

POR Paula Salcedo

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar seccional Cartagena, reveló que la explotación sexual infantil ha crecido un 25 por ciento en los últimos 3 años, y que los niños y niñas son sometidos a todo tipo de prácticas sexuales.

FOTO:https://www.elespectador.com/


















“Tampoco vamos a permitir que los sitios emblemáticos e históricos de la ciudad se tomen para la oferta sexual”; Dumek Turbay, gobernador de bolívar.

“Ana” es una joven de 17 años, de tez morena y ojos claros, su rostro lo adornan unas particulares pecas y una sonrisa seductora; a pesar de su corta edad ella conoce mejor que nadie lo que es trabajar cada día  para comer.

“Ana” es una de las tantas jóvenes que a diario en la ciudad de Cartagena tienen que alquilar sus cuerpos para poder ganar el sustento diario.

Ella camina por las calles con su corto vestido azul y sus altos zapatos negros de tacón; con tanto maquillaje que si no te le acercas no distinguirías su edad. Llama la atención de hombres y mujeres por igual con su caminar exótico cómo si de un pase de baila se tratara.

“No me importa que la gente se me quede viendo cuando voy caminando, sé que soy una negra que llama la atención, también sé que las mujeres me señalan y los hombres me desean”, dice “Ana” trabajadora sexual.

En su testimonio ella confeso: “Tenía doce años cuándo el hermano mayor de mi mamá vendió mi virginidad a un turista francés; pensé que eso sería todo, pero después de unos días comenzó a venderme con hombres mayores que parecían retirados del ejército o tal vez de la naval, a mi madre la tenía amenazada para que no hablara, no la juzgo ni estoy enojada con ella sé que no podía hacer más nada".

Frente a todos éramos una familia normal; recuerdo una vez que me llevo con un turista español, fue la peor experiencia que he tenido en mi vida, termine con moretones en todo el cuerpo y con la boca partida”.

Daniela, una cartagenera de 25 años que lleva 3 años ejerciendo la prostitución en el casco histórico de la ciudad, dijo que prefiere trabajar con extranjeros porque “son los que mejor pagan”.

A diario en la ciudad somos testigos de esta gran realidad de nuestra sociedad, muchos de nosotros preferimos acudir a la negación porque es nuestro modo de auto-protección; pero pregunto: ¿Quién cuida a las jóvenes como “Ana” que son obligadas para seguir este camino?

La Alcaldía de Cartagena tiene en frente un reto mayúsculo en el combate a esas organizaciones y en la promoción social y cultural de los jóvenes, para que no se dejen engañar ni involucrar en un negocio que destruye su historia personal y familiar. Práctica que los despoja de su dignidad como personas.

La escala del proxenetismo en el país alarma. Sus inspiradores son grupos que involucran en no pocos casos a ciudadanos de otras nacionalidades y poderosas “matronas de la prostitución”, como alias “Madame”, identificada como Liliana Campos Puello, a quien la Fiscalía sindica de dirigir una banda que enviaba niñas a países de Centroamérica y a Estados Unidos.

Campos está considerada por las autoridades como “la mayor proxeneta de Cartagena” y su imagen llegando a los juzgados, altanera, sonriente y mostrando el dedo corazón a periodistas y curiosos se quedó en la retina de los colombianos como ejemplo de la impunidad con que se exhiben los explotadores sexuales.

Como parte de los operativos, el fiscal delegado contra la violencia de niños y niñas, Mario Gómez, informó el 20 de agosto que la Fiscalía “rescató a 49 mujeres de los sótanos de tres establecimientos” donde eran sometidas a la explotación sexual.

Él explicó que de las 49, 23 eran venezolanas y eran “forzadas a vivir en los sótanos”. El director del departamento administrativo de salud de Cartagena (DADIS), Antonio Sagbini, dijo que un censo de 2017 muestra “que alrededor de 656 mujeres ejercen la prostitución en Cartagena”.

Mientras las autoridades se esfuerzan para que la sombra de la explotación sexual no cubra la buena imagen de la turística ciudad.

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